814. Del Infierno
Aquí, al respecto de los infiernos de los que pasaron su vida en el odio, la venganza y la crueldad
Los que tienen un odio mortal y por eso aspiran a vengarse -ni desean otra cosa que matar al otro, y no descansarán hasta haberlo hecho- son recluidos en un infierno profundo y cadavérico, donde el olor es tan fétido como el de los cadáveres. Y es admirable que allí se deleiten tanto con este hedor que lo prefieran a olores muy agradables. Tal es su espantosa naturaleza y su fantasía, de cuyo infierno realmente exuda este hedor. Cuando se abre este infierno, lo que ocurre raramente y sólo por poco tiempo, se desprende tan mal olor que los espíritus no pueden permanecer en sus proximidades. Ciertos genios, o más bien furias, que fueron enviados desde allí para que yo conociera su calidad, infectaron el ambiente [sphaeram] con un aliento tan venenoso y pestilente que los espíritus no podían permanecer a mi alrededor, y esto tuvo tal efecto en mi estómago que me provocó el vómito. Se manifestaron como un niño, que no era feo de rostro, a quien enviaron hacia mí con una copa en la mano, llevando oculto un puñal. De este modo llegó a mi conocimiento que su intención era matar, ya fuera con daga o veneno, bajo la apariencia de inocencia, pero ellos mismos tenían un cuerpo desnudo y negruzco. Sin embargo, pronto fueron devueltos a su infierno cadavérico y entonces se dio a observar de qué manera se precipitaron. Avanzaron hacia la izquierda, en el plano de la sien izquierda, y hasta una gran distancia, sin descender, y luego fueron precipitados, primero en un fuego que apareció, luego en un humo de fuego como de un horno, luego, bajo este horno, en el interior, donde hay muchas cavernas sombrías que miran hacia abajo. En el camino, reflexionaban continuamente sobre los males y los pretendían, especialmente contra los inocentes, sin causa alguna. Cayeron al fuego con muchos lamentos. Para que se pueda distinguir quiénes son estos espíritus y de dónde vienen, cuando son enviados, traen una especie de círculo al que están fijadas espinas como de latón, que agarran con las manos y retuercen, lo que es una indicación de que son tales y están atados.