813. Que estas expresiones significan el último límite de la Iglesia Antiquísima, y "ciento cincuenta" el límite y el comienzo, no puede ser confirmado por la Palabra, como es posible hacerlo por los números más simples que a menudo ocurren. Pero uno puede ver, sin embargo, por el número quince, que fue tratado previamente en 20, que significa tan poco que apenas es nada. Más aún el número "ciento cincuenta", que se compone de ese número multiplicado por diez, que significa las reliquias. La multiplicación de un poco, así como la multiplicación de la mitad, cuarta, o décima parte, lo hace aún menos, hasta que finalmente es casi nada, por lo tanto, que es el final, la última terminación. El mismo número aparece en el capítulo siguiente, el 8, 3, donde se dice que las aguas volvieron después de ciento cincuenta días', lo que significa lo mismo.
[2] Los números en la Palabra deben entenderse de una manera completamente abstracta del sentido de la letra. Se insertan sólo para componer la serie histórica que se encuentra en el sentido de la letra, como se ha dicho y mostrado antes. Así, donde aparece el número "siete", significa lo que es santo, completamente abstraído de los tiempos y medidas a los que normalmente está unido. Pues los ángeles, que perciben el sentido interno de la Palabra, no saben nada de tiempos y medidas, y menos aún qué número se les asigna, y sin embargo comprenden plenamente la Palabra cuando es leída por el hombre. Por lo tanto, cuando un número aparece en alguna parte, nunca pueden tener la idea de algún número, sino de la cosa que por el número está significada. Así, aquí, por ese número entienden que es el último límite de la Iglesia Antiquísima, y, en el capítulo siguiente, 3, que es el primer límite de la Iglesia Antigua, o una nueva iglesia.